Graziela


Cuando amaine el viento y pase la tormenta, se llevará estas nubes plomizas  que nos impiden ver con claridad.  Quedará el olor petricor flotando en el aíre.
Pasado el temporal,  soplará una brisa suave que acariciando nuestros rostros traerá aromas de frescura y renovación. 
Volveremos a saborear la vida, con mayor intensidad.
Una nueva mirada nos permitirá observar el futuro sin sentirnos lastrados por el pasado, sin miedo ya.
La luz se abre paso, se ilumina el cielo pintado de azul. Es momento de soltar el ancla, de avanzar  impulsados por la fuerza de la esperanza y la energía de los que te apoyan.
Aquí estoy, aquí seguiré. Mirándome en ese mar.