Graziela


UNA NUEVA PRIMAVERA
El sol inundaba la estancia, eso la animó. Desde que él se fue no soportaba estar en casa, el peso de la soledad la asfixiaba. Mientras se daba la crema, con el mismo terno negro del día anterior, se vio más vieja que nunca. Cogió un libro y lo guardó con sus cosas en un bolso cualquiera.
Sus pasos la llevaron al parque. Los niños jugando, los perros, los ancianos; inspiró profundamente y se sentó en un banco. Escuchó la primavera. Por primera vez en muchos meses consiguió centrase en la lectura. Alguien se acercó y le pidió permiso para sentarse a su lado. Un día precioso, ¿verdad?, ella no tenía ganas de conversación pero al ver aquella sonrisa afable, cerró el libro, y sin saber que hacer se entretuvo buscando en el bolso. Encontró un espejito que él la regaló hacía mucho tiempo. Al mirarse le sorprendió su mirada de siempre, solo tenía cincuenta años y una vida por delante.