Graziela



CON NITIDEZ

Le esperaba anhelante.
Sabía que algún día volvería.
Siempre cumplía sus promesas.

Soñaba con su regreso.
Creía escuchar su voz,
sentir el roce de su piel, su aroma.

Todo parecía borroso, desenfocado.
Escuché la llave en la puerta,
el ruido de sus pasos acercándose

Con el corazón alborotado,
cerré los ojos y espere,
esperé su abrazo.

Me estrechó con fuerza,
nos besamos.
No era el hombre que esperaba.