Graziela



EN SEIS MINUTOS

- - Vamos ¡no fatidies Beneyto! eres un buen detective, pero de eso a que en seis minutos con él puedas sacarle todo lo que necesitamos saber... Por mí no hay problema. Hazlo, pero como le pongas la mano encima y se entere el comisario se nos cae el pelo a los dos.
--  Soy un hombre de recursos; no todo pasa por darle de bofetadas, aunque suele ser lo más eficaz. En este caso cuento con otras armas.
- - ¿Recursos?, por eso has estado suspendido en dos ocasiones. Venga, que ya nos conocemos.
- - Tú, déjame con él y nos vamos a evitar muchos quebraderos de cabeza.
- - Vale, pero ni un minuto más y si no lo consigues te pagas unas copas ¿hace?
- - Hace.
Se saca la pistola de la sobaquera y entra en la sala donde se encuentra el detenido.
- - ¿Miguel Barros? Tú no me conoces, sin embargo yo a ti sí. A ti, y a tu familia. Estudie con tu hermano Pablo ¿por cierto que tal le va? Hace meses que no le veo. No creo que a tu padre le haga ninguna gracia saber que te hemos cogido por tu implicación con una red de pornografía infantil. Esto no es bueno para su carrera política. Además, un disgusto así mataría a tu madre que seguirá estando delicada ¿no?
Cinco minutos, tienes cinco minutos, para darme nombres. "Un buen informático metido en un feo asunto" Va a ser un escándalo. Empieza a cantar y aunque seas un puto degenerado intentaré que no sean demasiado duros contigo, aunque te lo merezcas. Al fin y al cabo no tienes antecedentes policiales, ni penales ¿supongo?…
¿Te he comentado que yo también puedo ser muy cabrón, que tengo buenos contactos en la prensa y muy poquita paciencia? No me gustaría tener que emplear otros métodos contigo. ¿Vas a largar? Te quedan tres minutos, después…

Graziela



SEIS MINUTOS

Seis minutos bastan a la doctora Ramírez, adscrita al Juzgado 16, para hacer su valoración respecto a Charo; ésta, mientras cruza las piernas y balancea el pie, contesta las preguntas formuladas por la forense. Mueve los ojos con rapidez, de un lado a otro, y se agarra los dedos. Charo habla muy rápido, sin terminar las frases y su crispación va en aumento cuando se refiere a la relación con su marido.
Dice que él es un psicópata; que ella no tiene ningún problema, pero que no le gusta que trabaje hasta tarde, ni que a veces los casos le impidan ir a casa a dormir. Ese trabajo no le conviene, por eso quiere que lo deje. Siempre anda con mala gente. El tiene mucha agresividad, debe ser por su profesión. Es simpático y guapo y las mujeres se confunden. No, no es que ella sea celosa, es que la ha engañado muchas veces. La maltrata psicológicamente. Por eso, a veces, cuando la enfada le echa de casa. Luego se siente fatal: le llama mil veces hasta que contesta. Se humilla. Le ruega que vuelva. Le convence… Sabe que no puede dormir sola, que tiene miedo, que el la protege con su arma. Cuando él dice que se tiene que ir se pone mala, llora, vomita y a veces se enfurece tanto que le pega.
Antes incluso de que el juez dicte contra Charo orden de alejamiento, Ramírez, en su informe, recomienda que visite a un psiquiatra y se ponga en tratamiento.

* Este es el primero de tres relatos breves que aparecerán en este blog de forma sucesiva. Un corto espacio de tiempo para leer y que podáis centraros en disfrutar del verano. Felices vacaciones.