Graziela




ESPÍRITU NAVIDEÑO

Volviendo la vista atrás regresan a mi memoria recuerdos de antaño. La sensación del anuncio de la navidad acompañada de la visita de mi hermana mayor, que nos enseñaba a hacer adornos con papeles de colores de celofán y plateados, y luego decorábamos la casa; el primer día de vacaciones, que nos levantábamos temprano para conectar la televisión a primera hora y con el sonsonete de los niños del Colegio de San Ildefonso, que aún cantaban en pesetas los premios, miraba atenta la lista que mi padre me había dado, para comprobar si salía alguno de nuestros números, cosa que nuca ocurrió; las cenas en casa de la tía Celia, todos apiñados y contentos, el olor de la lombarda y la pepitoria o los paseos vespertinos por la zona de "La cruz", en Ciudad Lineal, recorriendo los puestos, para no incordiar, mientras las madres y las mayores ayudaban con los preparativos. Las carreras para que nos diera tiempo a tomar la uvas de fin de año, mientras mis hermanas se arreglaban a toda prisa para salir después, mientras mi padre anunciaba que "ahora son los cuartos"; mis primeras fiestas de nocheviejas con amigos. Los nervios de la noche de reyes y las idas y venidas del día siguiente, para entregar o recoger los regalos. 
Ahora me doy cuenta que todos aquellos recuerdos tenían un denominador común: LA ILUSIÓN.
Esa ilusión que se va desgastando con el tiempo, cubriendo por diversas capas de tristeza. Mi madre siempre decía que no le gustaban las navidades, porque en cuanto falta alguien en la familia, el vació se hace más intenso y aflora la nostalgia. Y cada año escucho a alguien que comenta que preferirían dormirse el 23 de diciembre y no despertar hasta después del día de reyes. 
Curiosamente mi madre murió a primeros de diciembre, hace ya más de 10 años y fueron otras navidades muy tristes. Sin embargo, con su ausencia se produjo un punto de inflexión, y a partir del entonces decidí que no tenía porque asumir su creencia como propia, y que podía disfrutar de estas fiestas, recobrar la ilusión perdida. Al año siguiente me sorprendí acudiendo a grandes almacenes para escuchar canciones navideñas, a medio día, cuando no había gente, sola, y sin intención de comprar, y en vez de deprimirme me animaban. Fue una cura, para permitir que algo resonara dentro de mil, y funcionó.
Ahora espero estas fiestas con alegría. Me encanta pensar en los regalos de los demás, en lo que más ilusión les puede hacer, en como sorprenderles, en elaborarlos yo misma y mucho más, desde que vuelve a haber niños en la familia. Ver las luces, recorrer la ciudad, ir a la Plaza Mayor, acudir a algún espectáculo infantil, escuchar conciertos navideños, llevar a los más pequeños a ver a los reyes magos o a patinar, tomar chocolate con churros o un zumo, las comidas, ir de tiendas con mi marido (que se cansa rápido), etc. todo esto me hace sentir bien, estar a gusto.
Es cierto que con las reuniones familiares más frecuentes pueden surgir problemas, discusiones, malentendidos, roces (ya todos somos mayores y muchos desean tener razón). Si otros quieres amargarse, cultivar agravios, mantener rencillas, yo no estoy dispuesta a dejarme arrastrar, ni a entrar en ese juego, así que trato de evitarlo.
No es que de pronto me haya vuelto loca, es que quiero disfrutar, ser feliz y en la medida de mis posibilidades contribuir a que otros también lo sean, y trabajo para conseguirlo y esto nada tiene que ver con la faceta comercial de estas fiestas, pues no es cuestión de dinero, ni de gasta más. Es un simple deseo de dejar que me envuelva la ilusión de nuevo, recobrar ese espíritu infantil y en definitiva, gozar con las pequeñas cosas. Actitud que intento mantener el resto del año, y tengo que confesar que casi siempre me funciona.
FELICES FIESTAS, DESDE EL CORAZÓN 
BESITOS DE GUIRLACHE, CASCAJO Y ROSCÓN.

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6 Responses
  1. PILARA Says:

    Es envidiable que tengas ese ánimo, que disfrutes de todo con un espíritu tan positivo...
    My bien, Ángela


  2. Anónimo Says:

    Feliz Navidad!!!! que bonita postal!! una abrazo muy fuerte desde el vagon de los asientos, donde siempre tendrás un billete reservado a tu nombre, y que esperamos Pilar y yo que utilices en éste próximo año, Felices Fiestas!!!

    Lola y Pilar


  3. Anónimo Says:

    Felices fiestas! Que la ilusión y el espíritu infantil no nos abandone nunca.
    Eva


  4. Conchi Says:

    Ante todo Feliz Navidad Graciela,
    y en segundo, aplaudir este bonito y verdadero espíritu Navideño como bien lo has titulado, pues nos has hecho recordar cosas, y momentos que casi todos los de nuestra edad hemos vivido, y que cada año recordamos.

    Me ha encantado como siempre ,una vez mas gracias, por estar ahí.
    Un abrazo
    Conchi.


  5. Maite Says:

    Me encanta.... tu como siempre derrochando ilusión, ganas de disfrutar y alegría. Y contagiando ... que no es tarea fácil. ...
    Un besazo. Te quiero,
    Tereita


  6. Nines Says:

    Por supuesto que me encanta y esas ganas de disfrutar y derrochar ilusión que no te falten nunca, el Espíritu Navideño siempre y durante todos los días del año, esa una muy buena medicina para seguir disfrutando de la vida con alegría e ilusión. Gracias es una muy buena terapia. FELICIDADES. Un Besazo y un abrazo fuerte fuerte.
    Mines.