Graziela

DESACUERDO

Sí, ya sé que acordamos dejar que el destino nos guiara y no volver a vernos hasta que nuestros caminos se cruzaran de nuevo, por esas coincidencias que solo el azar decide; sin embargo no pude evitar pensar en ti cuando regresé a Vera. Tan solo fueron cuatro semanas, eso sí, vividas con tanta intensidad que me bastaron para saber que algo importante estaba sucediendo entre tú y yo.

Al regresar a Madrid terminé con mi pareja, porque cuando estaba con él pensaba en ti, evocaba aquellos atardeces, los largos paseos por la playa, nuestras charlas; no podía evitar buscar tu mirada en sus ojos, tus besos en su boca, tus caricias en sus manos... Hasta que la situación se hizo insostenible, no pude soportarlo más y forcé la ruptura con excusas absurdas.

Ha pasado el tiempo y sin embargo, aquí parece permanecer en suspenso; otra primavera como aquella. Al llegar, la casa estaba oscura y sin embargo no tuve miedo, algo de nuestra relación seguía flotando en el ambiente. Hice la cama con sábanas limpias y al acostarme, sentí su frescura húmeda abrazándome, y creí tenerte a mi lado, incluso percibí el olor salobre de tu cuerpo bronceado. Me dejé llevar por los recuerdos, rememoré momentos felices con tanta intensidad, que incluso llegue a notar de nuevo el cálido roce de tus manos en caricias soñadas.

Noté como me recorrías entera, palmo a palmo, con dulzura y suavidad; a veces con tal sutileza que tus mimos me llegaban como el aleteo de una mariposa que revoloteara a mi alrededor sin llegar a posarse. Sentí de nuevo tus besos, tu boca cálida y tu lengua inventando caminos, mientras yo me dejaba llevar por nuevas sensaciones guiada de tu mano, hasta otros universos de placer. Pude sentirte de nuevo llegando hasta lo más recóndito de mi ser.

Me he dado cuenta de que bajo este cielo, todo me sabe a ti y esta añoranza hace dolorosa la inmensidad de tu ausencia.

Lo he pensado mucho, no quiero resignarme a vivir sin verte, sin saber de ti. No me importa lo que acordamos en su momento, ya no pienso lo mismo. Además, si tan seguros estábamos de no querer contactar ¿Podrías explicarme que nos llevó a darnos nuestros correos? Tal vez, ninguno de los dos estaba convencido de dejar nuestro futuro en manos de la casualidad. Todo en esta vida es un albur ,y quizás este simple mensaje sea lo único que necesitamos para reencontrarnos. Una pequeña ayuda, un simple empujón para poner de nuevo en marcha algo que no debería haberse terminado nunca.

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5 Responses
  1. Los recuerdos llegan a ser, en ocasiones, muy intensos como bien relatas aquí. Condenar todo a la casualidad del azar sería tristemente mortal. Muy buen texto graziela. Un saludo.


  2. Una mujer tan romántica como tú. Nunca es tarde para enderezar los caminos torcidos.


  3. PILARA Says:

    Me ha gustado mucho, Seguro que terminan por encontrarse. My bien, Ángela


  4. encantada Says:

    Qué bonito Graziela, me ha encantado todo, es muy sugerente, pero lo que más me gusta es el final y esa ayudita a la casualidad. Me gusta dejar las cosas en manos de las coincidencias pero prestando atención a las señales y actuando cuando se debe. Un besazo.


  5. Nines Says:

    Me encanta, precioso muy romantico y delicado.