Graziela

Para celebrar la primavera Josefina, nuestra profesora de gimnasia del C.C. Buenavista, nos propuso una excursión. Visitaríamos el pueblo de Valverde de los Arroyos y luego haríamos una ruta de senderismo hasta la Cascada de Despeñalagua. Lo organizó todo, como siempre, y el pasado viernes nos pusimos en marcha.
Salimos a primera hora de la mañana de Madrid, con la mochilla cargadas de alegría y ganas de pasarlo bien, además en esta ocasión, hasta el tiempo acompañaba. Fuimos hasta Tamajón, donde hicimos una primera parada para reponer fuerzas, además aprovechamos para comprar magdalenas, tortas, pastas y otros productos de elaboración artesanal de la zona, para llevar a casa a nuestro regreso.
Desde allí, por una carretera muy sinuosa que ofrecía un preciosos paisaje de robles, majuelos, jaras, genista, etc. llegamos a Valverde de los Arroyo, localidad pintoresca, perteneciente a la ruta de "Los Pueblos Negros", que se encuentra en la comarca de la Serranía de Guadalajara. 
Paramos en la Plaza para dar una vista general y mientras María Jesús, nuestra cicerone particular, nos contara características de la localidad, escuchábamos la cantarina fuente y respiramos la calma y el sosiego que entre semana habita este lugar, no así en días de fiesta, pues es una zona muy visitada y concurrida de turistas, según nos dijeron.
Valverde de los Arroyos se encuentra situado en la falda del Pico de Ocejón, que tiene una altura de 2.400 metros y cúspide piramidal. Las casas son de pizarra, que da sus construcciones el aspecto característico de los pueblos negros, sin embargo aquí, en las cubiertas de madera, entre las pizarras hay cuarcitas, que con el sol ponen reflejos dorados que iluminan el fondo oscuro de su arquitectura.
Desde allí, por el paseo de los Guindos caminamos hasta el inicio de la ruta. 
Según las indicaciones, recorrer el camino nos demoraría una media hora, pero como nosotros lo hicimos despacio y disfrutando, para no perdernos detalle tardamos un poco más. 
Al principio vimos frutales, cerezos, manzanos y perales, y una zona con alojamientos rurales, muy apetecibles. 
Por un sendero estrecho y a veces tan angosto que nos obligaba a hacerlo en fila, caminamos entre brezos, aromáticos cantuesos en flor, y genista aún por florecer, sobre un suelo de pizarra recorrido con frecuencia por regueros de agua procedente de arroyos y manantiales, que surgen por doquier, y que en el pueblo procuran canalizar para regar los huertos, y aprovechar así este agua.

Preciosos castaños, guindos, algunas jaras y multitud de florecillas nos fueron acompañando y alegrando la vista, que si mirábamos más lejos nos ofrecía un paisaje de montes arbolados, con grandes lajas de pizarra.
Las cumbres aún mantenían zonas con nieve. La temperatura era muy agradable e invitaba al paseo. Durante todo el trayecto se escuchaba el relajante sonido del agua, corriendo por los arroyos y pequeñas cascadas que salpicaban el trayecto, sobresaliendo por encima de los alegres trinos de los pajarillos. 
Una delicia, más  al ser compartida por el grupo, en el que nunca faltaba una mano amiga para ayudarte en los tramos más escabrosos y resbaladizo. 
El sonido refrescante del agua se avivaba y empezamos a ver a lo lejos la cascada de Despeñalagua, que a medida que nos acercábamos se hacía más espectacular. Sus aguas provienen de pequeños arroyos y manantiales, y del deshielo del Ocejón y el Campachuelo. Quedamos gratamente impresionadas. El agua cae sobre escalones de piedra y desciende 120 metros.  Y como una imagen vale más que mil palabras, aquí tenéis unas cuantas:


 
 









Los más osados cruzaron con precaución las rocas y grandes lajas por las que desciende el agua,  para acercarse más a la base de la cascada y sentir sobre la piel la agradable sensación de ser salpicada por un agua tan pura y cristalina, que con un día caluroso apetecía refrescarse.
Para comer elegimos la praderita situada al pie de la cascada con los arboles que la circunda, pues el sol a esa hora no era muy benigno. Algunos nos cobijamos bajo un magnifico nogal, que parece nacido para el disfrute de los visitantes y  que nos proporcionó una fresca sombra; otros eligieron la zona más cercana al agua, que invitaba a tocarla, espejeando. ¡Estaba helada! Todos dimos buena cuenta de los bocadillos, las tortillas de patata, la empanada, chocolates y tarta de frutos secos, que acompañamos con un poderoso orujo. Después, para bajar la comida, contentas y animadas, cantamos y practicamos algunas de las coreografías que hacemos en clase. Estábamos tan divertidas, disfrutando del paisaje y la alegría del momento, hasta que unas nubes amenazantes nos animaron a iniciar el regreso, aunque al final no descargaron.
Mas ligeras iniciamos el camino de vuelta, que hicimos con tranquilidad, aunque algunas se adelantaron y tuvieron que esperar bajo un guindo, entre charlas y risas hasta que estuvimos todos para la imprescindible foto de grupo.

 Como aún era pronto, tuvimos tiempo para pasear por el pueblo, ver la plaza, que se caracteriza por ser un espacio utilizado para juegos tradicionales y bailes. La iglesia parroquial de San Ildefonso, del siglo XIX, sobria, con una cúpula muy original y bonitas imágenes de la pasión. El Museo Etnológico, situado en una casa típica en la calle de las Escuelas; callejuelas y casas reconstruidas, ejemplos de arquitectura de los pueblos negros. Un lugar con mucho encanto, como demuestras estas fotos, que a todos nos dejó un buen recuerdo en recuerdo. 


 


 





Además, yo como soy amante de plantas y flores, de camino me entretuve y cogí un ramito precioso.

Disfruté un montón viendo ejemplares impresionantes como calenduras,  peonias y dedaleras dignas de mención, como podéis ver a continuación.




 Una maravilla, una delicia para la vista que me hizo volver con los ojos llenos de colores, la mente despejada y el espíritu sereno, y esto no solo fue obra del paisaje, el agua y las flores, sino por la buena compañía, con la que compartí este día. Mi agradecimiento para todos y en especial a Josefina, que lo hizo posible. 



4 Responses
  1. josef Says:

    Una excursión a un lugar maravilloso, que no conocía y tú me has dado a conocer y al que sin duda pienso ir...
    Las fotografías preciosas!

    UN abrazo.


  2. PILARA Says:

    Estupendo reportaje, unas fotos preciosas; seguro que disfrutaste un montón.


  3. Nines Says:

    Día maravilloso para disfrutar de una buena excursión, me encantan las fotos. Preciosa cascada como me gustan me quedo maravillada con ellas, veo que es un lugar recomendado para visitar, gracias por publicarlo. Besos.


  4. Anónimo Says:

    Vaya excursión bonita y bien contada!