Graziela

MAÑANA DE LLUVIA

Era una mañana plomiza en la ciudad, el agua caía dócil, sin malicia, barnizando todo con un brillo especial, avivando los colores. En la entrada de aquel local cerrado había una mujer cuya edad no supe calcular, estaba sentada sobre un montón de cajas de cartón, tapada con una manta y en sus manos cubiertas con unos sucios mitones, que antaño debieron ser guantes, sujetaba, con mucho cuidado, casi con mimo, un libro. Sonreía, parecía feliz con la lectura, ajena al mundo que la rodeaba. Comprendí entonces más que nunca que los libros te permiten vivir muchas historias, y sobre todo, como en este caso, te ayudan a vivir otra realidad. Sentí curiosidad por saber el título de aquel ejemplar que parecía tan interesante, pero preferí no acercarme, y guardarme aquella imagen. Muchas veces la recuerdo y pienso que detrás de cada persona se esconde un mundo.

5 Responses
  1. Una mañana para reflexionar la que nos muestras aquí, Graziela. Saludos.


  2. Arvikis Says:

    Sería estupendo que los libros pudieran salvarnos del desastre cotidiano. Yo lo dudo. Pero paliar el dolor, ya es algo.
    Javier


  3. PILARA Says:

    los libros son una vía maravillosa que nos lleva a otros mundos, otras vidas, si, además esas historias son creación propia es mejor todavía.
    My bien, Ángela.


  4. Nines Says:

    Un libro en un fiel compañero en nuestas vidas, un gran compañero de viaje. A través de los libros sabemos y aprendemos, es algo realmente emocionante. Muy Bien Graziela. Besos


  5. encantada Says:

    Qué bonito Graziela. Un beso.