ANTES
Y AHORA.
Había
mucho movimiento alrededor: música de fondo, risas, conversaciones… Adriana,
sentada a mi lado, lucía en el anular el brillante, y sus destellos irisados se
perdían en los recovecos de la sala color ámbar. Ella, orgullosa, complaciente
me miraba con ternura. Mientras, yo, de refilón, sin perder esa media sonrisa
que tan bien lucía, observaba a otras mujeres que se fijaban en mí. Fumaba
despreocupado y sostenía una copa en la mano. Era joven, y me sentía capaz de
conseguir cuanto quisiera.
El
bullicio no me deja escuchar la música; a mí alrededor la gente ríe de forma
estridente y las voces chillonas me irritan. Apuro la tercera copa en aquella misma
mesa, solo, sin dejar de fumar. La edad y el escaso pelo me han convertido en
un espectro, invisible a los ojos de los demás, pese al ruido de mis toses.
Entre los vapores del alcohol que enturbian mi mente, pienso que mi vida no ha
sido como esperaba. Aunque observo que el color ámbar de la sala es el mismo.
Microrrelato participante, seleccionado y publicado en el
VI Certamen de Microrrelatos Arvikis-Dragonfly 2015
Estupendo microrrelato Graziela. Gracias por participar.
Un abrazo.
Javier
My bien, Ángela. Felicidades por el merecido reconocimiento a un estupendo trabajo.
Felicidades, te lo mereces.
Besos.
Nines