Resulta curioso que cuando visitamos cualquier ciudad queramos conocerlo todo, ver los edificios más notables, su arquitectura, las zonas más concurridas, los museos, los lugares típico... y sin embargo, pasamos la vida en una localidad, que es la nuestra, y muchos ni siquiera reparamos en el precioso mirador de la casa de la esquina, por la que estamos hartos de pasar por delante. Por eso, de vez en cuando me gusta salir a pasear y ponerme los ojos de turista bajo los cristales de mis gafas y observarlo todo desde otra perspectiva. Disfruto mucho al descubrir que cualquier calle esconde detalles sorprendentes que me hacen seguir enamorada de Madrid, pese a sus ruidos y su tráfico, con el calor asfixiante que nos proporciona el asfalto, que no me hace olvidar que también puedo escuchar el trino de los pájaros, ver las golondrinas por la mañana haciendo trazos en este cielo de un azul especial.
Por eso, ahora que la gente está de vacaciones y abandona la gran urbe en busca del aire fresco de la montaña, de su casita del pueblo o de la brisa que les llena los ojos de mar, es un momento ideal para disfrutar de Madrid.
Durante años visité con frecuencia, por motivos laborales, el precioso edificio de Correos, sin dejar de admirarlo, ahora reconstruido y convertido en Palacio de Cibeles luce precioso y os recomiendo la maravillosa vista de toda la ciudad que desde su octavo piso se ofrece, de la que sólo se podrá disfrutar hasta finales de julio.
No dejéis pasar esta oportunidad, os aseguro que vale la pena, y además conocer el edificio por dentro, descansar en sus salas de cómodos sofás y subir a la azotea es totalmente gratis.
Por eso, ahora que la gente está de vacaciones y abandona la gran urbe en busca del aire fresco de la montaña, de su casita del pueblo o de la brisa que les llena los ojos de mar, es un momento ideal para disfrutar de Madrid.
Durante años visité con frecuencia, por motivos laborales, el precioso edificio de Correos, sin dejar de admirarlo, ahora reconstruido y convertido en Palacio de Cibeles luce precioso y os recomiendo la maravillosa vista de toda la ciudad que desde su octavo piso se ofrece, de la que sólo se podrá disfrutar hasta finales de julio.
No dejéis pasar esta oportunidad, os aseguro que vale la pena, y además conocer el edificio por dentro, descansar en sus salas de cómodos sofás y subir a la azotea es totalmente gratis.
Vaya...¡qué ganas me han entrado de visitar Madrid antes de que se acabe julio! Esas vistas deberían estar todo el año disponible para el turista. Y es que Madrid es precioso. Buena costumbre esa de colocarse los cristales de turista bajo las gafas. Saludos.
Tus sugerencias siempre resultan interesantes. Gracias, compi¡¡