CRIMEN SIN RESOLVER
Hace tiempo que estoy en la estantería de libros que nadie mira. Fue una mujer la última en sostenerme entre sus manos. Sentí el temblor de los dedos helados en mi cubierta roja. Me hojeaba muy rápido. Se detuvo, puso una marca con palabras escritas en un papel que me resulta ajeno, muy molesto, y me dejó en mi sitio.
Soy optimista y pensé que volvería
para saber qué pasa con mis tres personajes y como mataron al pianista ciego.
Ella no ha vuelto y nadie más me ha
tocado hasta hoy. Unas manos enormes me
llevaron directamente a caja, sin ojearme.
Dentro de una bolsa me sentí en el paraíso.
Duró poco mi alegría, me revisó hasta que encontró el papel, después me
abandonó en un banco.
Seguro que aquí alguien descubre el
asesino que llevó a cabo un crimen casi perfecto. No pierdo la esperanza.
Seguro que ese libro encontrará un dueño¡