Graziela


COMPAÑEROS


-Tranquilo amigo. No te preocupes ya he avisado y pronto mandarán a alguien para que te cure.

¿…Sabes? Nunca pensé que pudiera estar tan unido a un compañero de trabajo, pero es que nosotros formamos un buen equipo.

El Metro de Madrid puede ser un lugar peligro ¿verdad? ¡Que nos los digan a nosotros…! Entre los dos hemos evitado muchos disgustos y ayudado a la policía a detener a los delincuentes, aunque los hayamos vuelto a ver unos días después robando en otra estación.

A mi me gustan mucho la línea Circular, y la 2, La Elipa-Cuatro Caminos, pues hay muchas estaciones en las que sales directamente a lugares agradables donde podemos tomar un poco el aire, y yo echar un cigarrito. Disfruto viendo a la gente animada que pasea por Sevilla o Sol, con su nueva plaza, que después de tanto túnel apetece ver el cielo. ¿Te acuerda cuando quise enseñarte el oso y lo perdí? Que risa me dio. Ya se, ya se, que tu prefieres las que tienen salida a un parque, sobre todo Retiro, pues solo hay que cruzar la calle de Alcalá. A veces incluso hemos echado alguna carrerita ¿Te acuerdas?, tengo que reconocer que siempre acababas ganando tú. ¡Que buenos momentos! No todo iba a ser trabajar ¿verdad?

Quién me iba a decir a mí que después de terminar biológicas y gracias a mi buena forma física, que me permitió pagarme la carrera con el sueldo de portero de discoteca, terminaría trabajando en la seguridad del Metro. Y mucho menos que tendría un amigo como tú. Los dos congeniamos nada más vernos, nos hemos hecho inseparables. Todo el mundo lo dice y creo que los demás tienen envidia de nuestra relación. ¡Tú ya me entiendes!

¡Hoy hemos tenido mala suerte! Sobre todo tú. Yo no me imaginaba que esos chavales pudieran sacarnos un machete. Cuando tú te abalanzaste contra uno de ellos, no me dio tiempo a reaccionar, mientra el otro te lo clavara. Pero no te preocupes, que ese esta noche duerme en el calabozo.

¡Espabila! ¡No te duermas, Aldi, que ya viene el veterinario!


(Nota de la autora: Para los me habéis comentando lo mucho que os apena el fin de cuento, y como no quiero que sufráis os diré que el veterinario llega a tiempo y Aldi se salva, y una vez recuperado le trasladan con su compañero a una línea de metro más tranquila. ¿Contentos?)


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6 Responses
  1. encantada Says:

    Graziela, que bonito y que trite. Un abrazo.


  2. PILARA Says:

    AMISTAD,COMPAÑERISMO,CARIÑO... MUCHOS ANIMALES LO MERECEN MÁS QUE ALGUNOS HUMANOS.
    UN CUENTO MUY TIERNO Y BONITO.


  3. Estremecedora historia. Trabajar de Vigilante de Seguridad en el Metro de Madrid debe ser algo bastante peliagudo. Lamentablemente, hace unos años, nos llegaron unas imagenes espeluznantes de unos individuos que no merecían el puesto que desempeñaban. Relatos como el tuyo hacen mucha falta porque un Vigilante de Seguridad no es nada más que una persona encargada de velar por la seguridad de los ciudadanos. Una profesión muy loable en la que, como en muchas otras, siempre hay alguna persona que se encarga de ponerles mala fama. Peor no todo es así. Muchas gracias por este relato.


  4. Anónimo Says:

    Hola, Graciela
    Muy dinámico y estupendo mantenerlo tapado hasta la última palabra, me
    ha gustado este paseo en metro.
    Besos can/Inos


  5. Arvikis Says:

    Los animales siempre tienen algo que enseñarnos. Fidelidad y cariño, sin sueldo en este caso.
    javier


  6. Nines Says:

    Precioso, muy tierno, los animales son fieles hasta el final de sus días, ellos no te defraudan nunca, el mejor compañero como tú lo describes. Muy bonito relato.