Graziela


FELIZ CUMPLEAÑOS


Arturo llegó temprano a su despacho. Antes de comenzar con su trabajo habitual, conectó el ordenador y se dispuso a mirar su correo personal, mientras tomaba la primera taza de café, como todos los días.
El primer mensaje que apareció en la bandeja de entrada era de Elvira y como asunto “feliz cumpleaños“
Aún faltaba casi una semana para su cumpleaños. Esto no era propio de Elvira, siempre apuraba hasta el último momento con la esperanza de que pudieran celebrar la fecha juntos. Intrigado abrió el mensaje y leyó atentamente el texto.
“Como imagino que tus compromisos y obligaciones te impedirán celebrar conmigo ese día, podrías pasarte por casa esta noche o mañana para que te dé tú regalo. Y te aseguro que este año me he esforzado mucho por sorprenderte. Espero tu llamada”
Arturo sonrió divertido, ella no tenía imaginación a la hora de preparar sorpresas, que siempre resultaban convencionales y previsibles y para una vez que intentó algo diferente él no pudo cogerse un par de días, como pretendía y se fastidió.
Pensó unos segundos y decidió quedar esa misma noche, puso la respuesta y la envió.
No encontrar a Elvira como recién salida de una revista de moda fue la primera sorpresa. Nunca la había visto con esa camisola tan deslucida y descalza, sin embargo, le pareció tan atractiva y sexi como hacía años. La estrechó contra él y la beso en el cuello, aspirando un dulce aroma.
- ¿Te has perfumado?
- Sí, una amiga llevaba esta colonia, le dije que me gustaba y me la ha regalado. La uso desde entonces y me encanta, además como ahora tú y yo nos vemos menos…
- ¡Vaya! Esto si que es una sorpresa y tu apariencia también.
- Lo siento, he salido tarde de la tienda y en cuanto he llegado me he metido en la cocina; no he tenido tiempo de arreglarme. Me cambio en un momento.
- No te preocupes cariño, estas guapísima así. De hecho, creo que deberíamos irnos directamente al dormitorio.
- ¡Ni hablar! no llevo tres horas preparando una cena tan elaborada para que ahora la dejemos enfriar, seria una pena...
La velada fue tranquila, todo estaba exquisito, y charlaron alegremente hasta los postres; finalmente apuraron el cava antes de que ella le entrega el gran paquete. Arturo rasgó el brillante envoltorio y sonrió.
- Una bolsa de viaje. Estupendo, me viene fenomenal, por el tamaño podré llevarla al gimnasio, pero... pesa mucho ¿hay más?
- ¡Oh sí! mucho más de lo que puedes imaginar, estoy segura. Al final de la bolsa hay una tarjeta, pero espera. Me tienes que prometer que no correrás esa cremallera hasta el día de tu cumpleaños.
- Vale, sabes que nunca he sido curioso, claro que ese día no podremos quedar y te perderás la cara que pondré al ver el contenido de la bolsa y la misteriosa tarjeta.
- No me importa, casi puedo imaginar tú expresión. Y ahora, coge otra botella de la nevera y te espero en el dormitorio.
Fue una noche inolvidable, un buen regalo de cumpleaños.
Durante esos días, Arturo se sorprendió en varias ocasiones pensando en el enigmático contenido de la dichosa bolsa que permanecía guardada en el armario del despacho. Le picaba la curiosidad más de lo que habría podido imaginar, pero era un hombre de palabra y había prometido no abrirla antes de tiempo.
El día señalado se saltó la rutina y lo primero que hizo al llegar al trabajo fue sacar la bolsa y abrirla. No había nada envuelto, impropio de Elvira tan detallista, pensó mientras iba sacándolo todo: su colonia preferida, un desodorante, maquinillas y gel de afeitar, cepillo de dientes y un peine en un neceser; camisas, dos corbatas, calcetines, unos cuantos boxer, un albornoz y zapatillas de felpa; seis Cd y otras tantas películas; unas gafas de sol, un llavero y una cartera en su caja y un cuaderno de sudokus, con un portaminas concluían el inesperado equipaje. Quedó boquiabierto por la impresión. No se sorprendió de que fueran cosas que utilizaba habitualmente, sino el hecho de reconocerlas como suyas.
Rasgó el sobre, sacó la tarjeta que era un precioso amanecer pintado con acuarela y leyó la felicitación.
“Se que esta vez he conseguido sorprenderte. Hace meses que me enteré que existe otra persona, además de tu mujer. He cambiado la cerradura de casa y aquí tienes todo lo que has acumulado durante estos años. Adiós y feliz cumpleaños”

4 Responses
  1. La venganza se sirve en plato frío. Tres hurras por Elvira!


  2. Julia Says:

    Curioso texto.

    Muy bien escrito.

    Un beso


  3. PILARA Says:

    Estupenda decisión, pero ¿cocinar tres horas para agasajarle? Demasiado buena esta Elvira.
    My bien, Ángela, me gusta.


  4. Arvikis Says:

    Un final sorprendente que desemboca en esa explosión del dolor contenido. Para Elvira terminó: Ya lo pensaré mañana.
    Saludos
    javier