PLASENCIA SIN TI.
El anuncio de tú enfermedad me cogió por sorpresa, fue como si me asestaran un mazazo en el pecho que me dejó sin aliento, plantando la semilla de la tristeza en mi mente. La reacción inmediata era ir a verte, así que sin esperar decidimos hacer una excursión a Plasencia, una visita como tantas otras, pero con otro ánimo. Recorrimos el camino bajo un diluvio. Sin embargo, al verte animado, dispuesto a luchar con uñas y dientes, tan entrañable como siempre y encantado con la visita, se disiparon las nubes y cuando emprendimos el regreso se asomaba tímido el sol. Pase un día feliz disfrutando de ti, de los tuyos, de la pequeña y sobre todo de estar juntos de nuevo, aunque una sombra negra, como buitres de Monfragüe, planeaba ya sobre nosotros.
No esperaba que el triste desenlace fuera inminente. Solo unos días después hicimos el mismo viaje, pero ya nada sería igual, porque tú no estabas esperando, ni llamabas para ver por dónde íbamos. El encuentro emocionado con tus hijas, con tu hijo, los yernos y Loly, fue tan intenso al sentirme unida a ellos por el dolor de tu perdida, que a veces me costaba respirar. Por encima del dolor que sentía estaban todas las muestras de cariño, de admiración hacia ti. Me impresionó atravesar Plasencia con prisa, desde la Puerta de Talavera hasta la Parroquia de El Salvador, sin contar con tu presencia y tus comentarios sobre fachadas y rincones, sin escuchar tu voz a mi lado relatando algunas anécdotas que hacían la ciudad más cercana. Ya te echaba de menos.
Resultó conmovedor que al terminar la ceremonia, con el “ave maría” retumbando en los muros de la iglesia en una atmosfera de paz, de llantos contenidos, con el sol filtrándose por las vidrieras, centenares de personas pasaran delante de tu familia y de tu féretro cubierto de flores, para rendirte un último y emocionado homenaje.
Sabias extender a tu alrededor amor, como quien esparce flores a manos llenas, siempre pendiente de los demás. Lástima que una persona tan buena tenga que desaparecer prematuramente. Es tan ancho el vació que has quedado… tan grande la pena. Ahora tendremos que aprender a disfrutar de la belleza de los cerezos en flor sin que tú nos muestres los árboles y paisajes más hermosos; alguien tomara tu relevo para que veamos crecer a los niños y nos enviará sus fotos en mensajes de internet y aunque nunca los arroces del Puerto estarán tan sabrosos, ni las puestas de sol con el Peñón de fondo serán tan bellas, intentaré seguir disfrutando de todos los lugares que compartimos, pues tu familia, que ha heredado muchas de tus cualidades, estará conmigo. Yo también espero haber “sacado la pila”, siento orgullosa.
Y como soy de las que piensa, que alguien no muere mientras su recuerdo se mantenga vivo en la memoria de los que le conocieron, hoy he salido a pasear con tu recuerdo por el parque. He visto el otoño con mil matices en las hojas de los árboles, en su desnudez, hacía sol y mucho frio, pero no me he sentido sola. Gracias Nico.
Precioso. Mientras siga estandio la belleza del paisaje y de los rincones, seguirá permaneciendo el que los inspiró.
Es duro perder a las personas amadas, pero cuando se pone cariño en el recuerdo como tu lo has hecho. Siempre seguirán con nosotros. Siento tu pena. Un abrazo
Javier
Cuaando ocurren estas cosas es cuando más nos damos cuenta de lo importante que es disfrutar de las buenas personas y los buenos momentos que la vida nos regala. Es difícil imaginar que ya nunca, al menos físicamente, se podrá compartir vivencias. Mi cariño para ti y tu familia.
Precioso, que duro es perder a las personas queridas, pero siempre estarán en nuestros corazones el recuerdo siempre perdura para siempre. Te mando todo mi cariño para ti y todos los tuyos. Muchos Besos.
Siento no haberle podido conocer, pero debía ser una persona
estupenda...un besito para todos de los Muñoz Sáenz
Se ve que no es ficción y el cariño que le tenías. Lo siento
Precioso texto para una preciosa amistad que estoy segura siempre vivirá en el recuerdo. Yo también siento tu pena. Besos
My bien, Ángela, pero qué mal, porque sí era una persona estupenda.
Graziela con estas cosas siempre consigues sacarnos una sonrisa bañada en lágrimas.
=´)
MUCHAS GRACIAS A TODOS POR VUESTRAS PALABRAS DE ANIMO Y TAMBIÉN A LOS QUE ME HABÉIS MANDADOS MENSAJES DE CONDOLENCIAS AL CORREO ELECTRÓNICO O ME HABÉIS LLAMADO POR TELÉFONO. ES MUY GRATO SABER QUE ESTÁIS AHÍ.
Graziela, llego tarde como casi siempre. Siento mucho que pases por esto.
Yo sí le conocí, un día nada más en mi vida, en el que nos habló de esos rincones y nos mostró aquellos cerezos en flor.
Me ha cnmovido ver como ante tanta pena eres capaz de sacar cosas tan bonitas de dentro de ti. Un beso enorme.