jun
19
DESDE MI SOLEDAD
Ya sé que no es normal, pero no pude
evitarlo. Me produjo mucha alegría ver aquel precioso abejorro libando las
flores de los ciclámenes de mi ventana. Todavía era invierno y pensé que no
debía haber muchas flores por la zona para alimentarles.

Al día siguiente, aproximadamente a la
misma hora, apareció con un compañero. Los escuché mientras desayunaba y me
acerqué sigilosa para verlos más de cerca. Sé que puede parecer absurdo, pero a
partir de aquel momento esperaba su visita cada día, como un acontecimiento.