Graziela

Antes de empezar un nuevo año es buen momento para echar la vista atrás y darnos cuenta de lo que nos ha deparado el que termina. Aunque no todos tenemos la misma lectura de la realidad, pues un hecho o situación es interpretado, vivido de distinta manera según "los filtros" de cada uno (patrones mentales, personalidad, experiencia, mentalidad...), suceden cosas que nos marcan, nos alegran, nos motivan y seguro que quedan impresas en nuestra memoria, al menos durante un tiempo. 
Para mí ha sido un año cargado de alegrías, que muchas veces han llegado hilvanadas a la risa de los bebés, sus gracias, los primeros pasos, ese lenguaje ininteligible que se interpreta según el tono; con los más pequeños de la familia que crecen demasiado rápido. Y los otros, que ya van siendo mayores y con los que se pueden compartir juegos y diversión, conversar y no dejan de sorprenderme. Año de comienzos, al querer aprender, saber más: otras técnicas, otras terapias y ponerlas en prácticas, aunque el tiempo es limitado y siempre parece insuficiente, es cuestión de administrárselo según prioridades. De la satisfacción que proporciona hacer cosas que te gustas, como trabajar en el jardín y ver los colores que lo ilumina, como regalos inesperados que siempre agradezco. Sentir la seguridad y el cariño que me proporciona el estar rodeada por personas a las que quieres y que te quieren. Y además, poder ayudar a otras que no conoces de nada y sin embargo sabes que aprecian tu dedicación, el tiempo que compartes con ellas, que necesitan, y es importante.
La ternura y el amor, para el que siempre hay espacio en mi vida; acurrucada junto a mi señor, o cogiéndonos la mano; columpiándome con Mochu, echando carreras;  o simplemente acariciando una gata, que ni siquiera es mía.
Como olvidar el apoyo de mis hermanas; las charlas de las amigas, las confidencias ante un café o los largos paseos; las amigas que siguen estando ahí, dispuestas a compartir un buen rato, o largas horas de teléfono, para ponernos al día; y los breves mensajes de las que ahora tienen otro camino y con las que "te cruzas" menos que antes, aunque las eches un poco de menos. Y los amigos, esos con los que además compartes aficiones y tertulias.
Un año en el que tampoco han faltado malos momentos, que también forman parte de la existencia, y afortunadamente no han sido tan impactantes como para tener que rememorarlos por escrito, aunque dejen poso y hagan que las cosas no vuelvan a ser como antes.  
Y después de haber vivido un año más, con todo lo que conlleva, y sentirme bien, con energía, la mayor parte del mismo ¿que podría pedirle al que ahora empieza..?  Podría resumirlo en una sola palabra: gratitud.

Os deseos que gocéis de buena salud. Que mantengáis siempre la ilusión y se renueve al ver cumplido cada anhelo. Que encontréis algo positivo, incluso en los días más obscuros. Dejar que os nazca la felicidad. Dar cariño y recibirlo. Tener proyectos y darles la energía y la atención suficiente para que lleguen a buen fin. Afrontar los cambios con alegría, desdeñando el miedo. Conseguir la serenidad que proporciona la paz interior, el estar a gusto en vuestra piel y no solo cuidaros, sino mimarte. Poner más color en vuestro día a día. 
En definitiva, implicaros en la vida y disfrutarla. 
FELIZ 2016

Námaste. 
  


Graziela

FELIZ NAVIDAD.
Atardecer en El Escoarial

En apenas tres días será nochebuena, sin embargo no me parece que ya estemos en Navidad. No hace frío y luce el sol, además, ni siquiera he olido el aroma de las castañas flotando en el aire.
Este año, a Papá Nöel le sobrará el gorro; los renos pueden morir de sed y no se si lograran recorrer la ciudad sin asfixiarse debido a la contaminación atmosférica.  De cualquier modo como el 25 de diciembre está próximo quiero desearos unas FELICES FIESTAS.
Me gustaría que dejáramos de centrarnos en las comparas, el mazapán, turrones, roscón o mantecados (de los que luego nos acordamos durante meses y no para bien); preferiría que utilizáramos los colores brillantes y las luces de los escaparates, las calles y nuestras casas para iluminarnos por dentro, sentirnos con más energía e intentar trasmitir alegría a los demás. No solo a los que tenemos más cerca, como familiares y amigos, sino a los que también están próximos a nosotros, aunque no los conozcamos, con los que nos cruzamos por la calle, en el autobús, en el mercado... y puestos a regalar, no se me ocurre nada mejor que obsequiar sonrisas. Son gratis, están al alcance de cualquiera, son capaces de alegrar un mal día, mejoran el estado de ánimo y elevan la autoestima, además tienen efecto rebote al actuar como espejo en los demás.  
FELICES PASCUAS Y REGALAR SONRISAS, 
TAMBIÉN EN NAVIDAD.
YO OS MANDO UNA BIEN GRANDE CON BUENOS DESEOS.