EL ACUERDO
Hoy me has hecho el hombre más feliz del mundo. Nunca pensé que un mensaje, una simple hoja pudiera proporcionarme tanta alegría.
He pensado en aquel acuerdo absurdo y tienes razón, no deberíamos dejar que la suerte decida por nosotros. Llevo meses pensando en escribirte sin atreverme, por miedo a romper nuestro pacto; me he debatido entre el deseo de saber de ti y el miedo a que tú me hubieras olvidado.
Ni siquiera me he atrevido a regresar allí, por temor a no encontrarte. He preferido mantener tu recuerdo intacto.
Todo este tiempo sin noticias he tratado de imaginarte por los lugares que compartimos, los sitios donde nos quisimos. He llegado a verte recorriendo la casa descalza, con tus pequeños pies silenciosos y esa forma de caminar alegre y desenfadada moviendo las caderas con gracia, que a mi siempre me parecían una invitación para abrazarte, para intentar retenerte junto a mi, muy cerca, notando el aroma de tu cabello y la suavidad de tu piel bajo mis manos.
¡Como te he echado de menos! Aún no sé como he podido soportarlo. Soy un cobarde, por no buscarte, y hoy te puedo confesar, que no he dejado de planteármelo ni un momento.
Necesito sentir de nuevo tus manos, el tacto de esos dedos largos y delgados dibujando líneas sobre mi cuerpo, para volverse de pronto, dejándome notar la suavidad de unas uñas esmaltadas deslizándose suavemente por todos mis contornos y en los momentos más apasionados su presión y el placer que me proporcionaba la fuerza de tu abrazo, como si quieras desgarrarme mientras todo estallaba.
He desistido de buscar el sabor de tu aliento, siempre dulce, en otras bocas y tus palabras de ternura susurrándome al oído, que aún me parece escuchar.
Me siento consolado al saber que sientes lo mismo. Quiero verte, necesito verte pronto y hasta entonces sigamos escribiéndonos para conocernos mejor.
¿Sabes? Te he compuesto una canción. Un bolero romántico y cadencioso. Tal vez te pueda parecer cursi, pero me da igual, se llama “Todo me sabe a ti”, en cuanto nos veamos te lo voy a cantar muy bajito, al oído mientras bailamos juntos.